Mi querido cactus, yo de tí, no seguiría por ahí

Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem

cactusEl payaso no soy yo, sino esa sociedad cínica que interpreta el papel de seria para disfrazar su locura. S. Dalí

–   No te estoy hablando de eso, ¿quieres escuchar? Lo que te estaba contando es que, cuando llegué al departamento me dijeron que podía tomar la iniciativa en todo aquello que considerara.

–  ¿Y?
–  Vamos, que todo bla, bla, bla.
–  ¿Bla, bla?
–  Si mira, me empezaron diciendo que la Dirección aprecia que sus empleados tomen decisiones. Vamos, sin miedo; que existe una cultura que no penaliza los errores. Ya sabes, aquello de que en EE.UU. se aprecia a los emprendedores que han pasado por varios fracasos antes de tener éxito.

–  ¡Ah!. Ya. Y ¿Qué te ha pasado a ahora?
–  Creyéndome el discurso, se me ha ocurrido pensar de manera diferente que el jefe, claro.
–  Bueno, es que tú siempre estás buscando problemas allí donde no los hay. Yo que tú no me complicaría.

Aquí yo me rebelo internamente. ¿Cómo es posible que yo no me haya dado cuenta antes? Me odio un poquito porque no he sido capaz de leer esta situación en la que la docilidad revestida de “buena colaboración” es la filosofía y la norma obedecer instrucciones cada cinco minutos.

–   Vale, no me complicaré más ¿Pero cuál sería el proceder correcto cuando tengo las ideas claras respecto a un tema y éstas no coinciden con las de los demás?
–   Nada, tú sigue el juego, adáptate al molde. Ya verás como con el tiempo lograrás una buena posición sin demasiada agitación.

Es que me veo incapaz de hacer y esas situaciones me ponen tenso,  obstinado y me presento ante los demás como un testarudo, cuasi un inadaptado.

–   Sí, pero, por ejemplo –me atrevo a decir-, me pone de los nervios ese alargar la jornada aunque ya hayas acabado tu trabajo porque al Jefe le agrada verte allí.
–   Ahora con la conciliación trabajo familia tampoco pasa tanto
–  ¿Y qué me dices de celebrar la fiesta de los sagitarios, los matrimonios de aquellos que no te van a invitar a su boda, lo bautizos de niños que no vas a conocer y las jubilaciones de aquellas personas que nunca más vas a volver a ver?
–   Hombre, es que no hacerlo queda feo. Ya sabes, cosas de la vida social.
–  Vamos, que voy listo si además no voy a tomar el café con todos y me traigo la fiambrera para comer cuando todo el mundo baja a la cafetería.

Lo sé, mis compañeros piensan que soy un asocial, pero no lo soy; que soy un cactus, pero puedo asegurar que no pincho; que no participo de las bromas del departamento, pero mis amigos saben que soy divertido; que no doy besos de recibimiento y despedida al alguien que no aprecio, pero la gente que me conoce sabe que soy afectuoso. Entonces ¿qué me pasa?, ¿estoy condenado a elegir entre la aspereza del cactus o la insustancialidad de las mimosas?

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