¿Pensador esforzado o pensador facilón?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

«No hay nada mejor repartido que la razón: todo el mundo está convencido de tener suficiente”. René Descartes 

-¡Uff! No me rayes. Yo es que a estas horas de la mañana no puedo pensar.

Justo no es abordar a primera hora a la gente y preguntarle por cosas sesudas. Vamos, que hay que dar una especie de tiempo de cortesía hasta las doce de la mañana para que los cerebros estén engrasados.

-Es que lo que yo necesito a estas horas es un buen café -me dice.

-Cierto, cierto. Tomemos el café.

Sé que pensar requiere esfuerzo. Los entendidos dicen que el cerebro gasta en esta actividad un porcentaje importante de la energía total consumida por el cuerpo. Algunos se atreven a aventurar que hasta el 25%; más o menos lo que una buena sesión de gimnasio. Visto así, podría ser una mala noticia para los gimnasios si a mucha gente nos diera por pensar.

-Disculpa, pero es que hasta que no han pasado un par de horas mi cerebro no está a “full”.

-Claro, claro.

Visto lo visto, me parece oportuno retrasar cualquier conversación esforzada hasta que mi compañero no se haya “puesto las pilas”.

-Eso sí, a partir de media mañana soy una “máquina”.

-Lo entiendo, lo entiendo -le digo mientras sorbo mi café lentamente.

En este momento de silencio-reflexión me da por pensar que, si la media de consumo energético está en el 25%, habrá gente que gaste sólo un 15% y otros un 35%.

No quiero pensar en qué parte de la banda está mi compañero, pero él, como todos, pensamos que estamos por encima de la media en tan reputada actividad. Solo que, en algunos casos, hay que esperar hasta las 12 de la mañana.

Para que puedas comprobar si tu consumo de energía cerebral es de calidad, te propongo que te valores en los siguientes aspectos -0 (muy poco) al 10 (mucho o totalmente)-

  1. ¿Analizas la calidad de la fuente de donde recibes la información?
  2. ¿Contrastas que esté sustentada por hechos o datos objetivos de referencia?
  3. ¿Reflexionar en términos abstractos sobreponiéndote a los hechos concretos?
  4. ¿Profundizas en los temas y no te quedas en la mera superficie?
  5. ¿Identificas las relaciones que tienen unos temas y la jerarquía existente entre ellos?
  6. ¿Visualizas el impacto de cada tema en situaciones diferentes?
  7. ¿Aceptas la posibilidad de que existan otras alternativas a la que tu propones?
  8. ¿Visualizas la lógica, sesgos o fallos en las cosas que analizas?
  9. ¿Tienes curiosidad respecto al tema y buscas soluciones posibles?
  10. ¿Le pones humor a todo este proceso para que no resulte excesivamente solemne?

Si los resultados superan los 70 puntos tu energía está bien gastada. Si éstos bajan del 50 acabarás cansado y total “pa’na”.

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