¡Será gilipollas este tío! Ahí se queda con su mierda

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

Representarse a uno mismo ante los tribunales garantiza un abogado poco talentoso y un cliente poco inteligente. Lincoln. A.

¡Uff, qué subidón! Solo imaginármelo y es que me pone. Piensa Pedro mientras va organizando su mesa de trabajo dispuesto a tomarse unas vacaciones y reflexionar sobre su situación.

Hay que reconocer que a Pedro no le ha tocado el jefe más listo y por ello lleva tiempo coqueteando con la idea de librarse de él. Pero esta vez va en serio y valora elegir un lugar tranquilo junto a la playa, la montaña o el pueblo para reflexionar sobre ello.

Tiene muchas esperanzas en que unas vacaciones y un lugar apropiado son ideales. Sabe que cualquiera de esos lugares será propicio para la reflexión, pero también que la clave no está en el lugar elegido, sin que suponga desmerecerlo, sino en las respuestas que se dé a las preguntas:

  1. ¿Está dispuesto a abandonar un puesto de trabajo en el que cobra con regularidad?
  2. ¿Es consciente de que una vez cruzada esa puerta es difícil volver a entrar?
  3. Y, en caso de poder regresar, ¿le habrán guardado el mismo puesto?
  4. En el caso de no volver ¿será capaz de ganar tanto como lo que percibe actualmente?
  5. ¿Será capaz de sobrevivir con tu nueva ocupación sin gastar sus ahorros?
  6. ¿Comprende lo que son los gastos fijos -venda o no venda se producen-?
  7. ¿Está dispuesto a dedicar más horas que nunca al trabajo?
  8. ¿Permitirá su pareja que convierta el dormitorio de invitados en una oficina?
  9. ¿Está seguro de que dispone de las habilidades organizativas y la autodisciplina necesarias para ser productivo?
  10. Cuando las cosas se tuerzan, ¿será tan crítico consigo mismo como lo era con el jefe?

¿Qué respuestas se dará Pedro? No lo sabemos, pero si le aconsejaríamos que, si ha respondido con un «no» en varias de ellas, antes de anunciarle a su jefe que se larga y que haga con su puesto lo que le venga en gana, se lo piense un par de veces. ¿Piensas tú también lo mismo?

Bien, ahora te propongo a ti el siguiente juego:

  • Imagínate que quieres perder de vista a tu jefe -es un verdadero gilipollas- y has pensado en “montártelo por libre” dejando tu puesto de trabajo actual.
  • De acuerdo, ¿Ya estás “en situación”?
  • Bien, ahora responde a las mismas preguntas sobre tu caso.

– ¿Has acabado?

– ¡Qué! ¿Cuáles han sido las respuestas?

Ya sabes, si has respondido «no» a varias de estas preguntas, piénsatelo dos veces. Tal vez te toque soportar la cara de pelmazo de tu jefe durante algunos añitos más. No cambies a un jefe pelmazo por un jefe incompetente -tú mismo- y te juegues tu situación actual.

¡Qué se le va a hacer! La felicidad nunca es completa.

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