Tecnoman ¿Imprescindible o, simplemente, ……?

Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem

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«Todos los cementerios están llenos de gente imprescindible».  Clemenceau

Lo volví a mirar mientras manejaba su smartphone delante de todos. Acababa de llegar y sus dedos no paraban de enviar mensajes. Su cabeza se inclinaba sobre el teclado a la vez que giraba su cuerpo de forma huidiza. Estaba allí, pero no estaba con nosotros.

-Perdonad, lo siento, es que tengo que enviar un mensaje muy importante y muy urgente

-¿?

Tecnoman sigue enviando el mensaje mientras intento adivinar de qué se trata. Sí, ya sé que hay gente importante que hace cosas importantes en la compañía y que si no lo hacen en ese lugar y ese momento algo gordo pasa.

-Es que si no respondo ahora esta operación no se podrá cerrar y perderemos el proyecto.

Lo reconozco, tengo un poquito de envidia. Yo también tengo algún mensaje importante que enviar, pero reconozco que eso no me sucede todos los días y menos en medio de una reunión. De hecho, hay veces que tardo semanas en encontrarme con un mensaje de tal calado, pero muy pocas veces en medio de una reunión. Y esa situación, lo confieso, me da cierto coraje.

-¿Podemos ayudarte en algo?

-Gracias, pero es que he de contestarlo personalmente y ahora.

Sé que también a mí en algún momento me llegarán esos mensajes muy importantes y muy urgentes a los que irremediablemente tendré que contestar. Y contestaré, claro que contestaré allí donde esté y con quién esté. No obstante digo:

-Vale, si necesitas algo, no tienes más que pedirlo

Lo confieso, envidio a Tecnoman. Él es el creador del mensaje que propiciará el cierre y el artífice de que el proyecto llegue a la empresa. Me gustaría decirle que dejara de una p…… vez su smartphone y se centrara en lo que estamos trabajando, que seguro que el mundo seguiría rotando aunque él no envíe ese mensaje ahora y que el sol saldrá cada día por donde acostumbra aunque guarde su teléfono en algún lugar discreto. Pero no, no me atrevo.

-Bueno, ya está. Ya lo he enviado.

Su cara está pletórica y su mirada no nos divisa. Debemos ser invisibles ya que no enviamos mensajes tan decisivos. De hecho, no es porque no los enviemos, si no porque no tenemos la posibilidad de enviarlos. Bueno, tal vez exagero, alguno más de los presentes en la reunión sí que debe tenerlos, porque veo como mueven sus manos por debajo de la mesa. Y éstas solo se tienen debajo de la mesa por dos motivos: uno de ellos es enviar whatsapp y del otro no procede hablar aquí.

Tecnoman está con nosotros, pero no del todo. Sus dedos se mueven sobre la pantalla del smartphone en busca de ese mensaje que le libere de nuestra presencia y le retorne al mundo de lo urgente e importante donde los imprescindibles hacen que pase aquello que habría pasado aunque ellos no hubiesen enviado su mensaje.

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