Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem
El otro día con un colega hablábamos de un antiguo jefe. En referencia a él, apareció el calificativo de soberbio. Calificativo problemático dijo mi colega, ya que según se utilice puede significar una cosa buena o bien todo lo contrario, porque, puntualizó, una cosa es tener un jefe soberbio y otra bien diferente tener a un soberbio como jefe.
Esta aparente paradoja nos invitó a identificar a aquellos comportamientos propios de las personas soberbias (que ejercitan la soberbia) e hicimos un intento de clasificarlos. No sé que tal salió pero conseguimos los siguientes grupos:
- Los “bicéfalos” que son fieros con los de abajo y mansos con los de arriba.
- Los “exhibicionistas” que hacen alardes innecesarios de su poder sin que la situación lo requiera.
- Los “refinados” que se abstienen de actuar para no exponerse a la crítica.
- Los “nuevos ricos” que no distinguen entre poseer un traje con estilo a tener estilo con el traje.
- Los “señores” que para sentirse más necesitan estar rodeados de personas de menor nivel.
- Los “viciosos” que han llegado a la jefatura para demostrar que pueden más que los demás
- Los “don nadie” que necesitan humillar a otros para sentirse alguien
- Los “descorteses” que no saben que la vida es un camino de ida y vuelta.
- Los “falsos modestos” que son soberbios hasta cuando hablan de humildad.
- Los “novatos” que saben que la soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió.
Concluimos que el jefe soberbio es aquel que pone el mayor interés en demostrarte que es más tú. El demostrar que son los que mandan viene por añadidura.
¿Podrías encuadrar a tu jefe en alguno de los grupos anteriores? ¿Cuántos de tus compañeros incluirías en alguno de los grupos? ¿Y tú?
