¿Digitalmente agobiado o gilipollescamente descortés?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

“En la actualidad, a los gilipollas se les llama modernos”. Resines, A.

– Te llamo para contarte que estoy un poco cabreado con el jefe. Sé que lo que te voy a contar nunca te ha pasado a ti. Por eso he dudado antes de hacerlo.

-Vale, vale. Ya que te he llamado, te lo cuento. Pero no quiero entretenerte mucho.

-Bien, voy a ello. Telefoneo al jefe por un tema de relevancia y urgencia y dice que no puede atenderme. Que sea más moderno y utilice internet para enviarle un email con el asunto.

-De acuerdo, sí está muy ocupado, utilicemos el email. No obstante, soy consciente de que me despachó en un plis, plas y, a la vez, me llamó casposillo antigital. Pero esto no es lo que más me cabrea. Aunque no me gustó, todo sea dicho.

-¡Ah! que ¿qué más hizo? Te cuento: esto fue hace cuatro días. Tal como me pidió, le envié el email, pero a fecha de hoy todavía estoy esperando respuesta.

-Si, ya sé. Me dirás que no habrá tenido tiempo. No lo discuto. Pero creo que es más por “marcar perfil” de persona importante y muy ocupada. Me lo barrunto.

-¿Qué soy un mal pensado? No estoy de acuerdo. Te comento, al día siguiente me lo encontré tomando café y le pregunté si lo había recibido. Me dijo que no había podido mirarse todos los correos. Vamos, que lo suyo era ocupación y lo de los demás, ocio improductivo. Supongo.

-Si, sí. Por si acaso, se lo volví a enviar no vaya a ser que lo tenga extraviado en el maremágnum de su bandeja de persona importante.

-No, no. No me contestó ese día y, a la mañana siguiente, le llamé para saber si lo había recibido. Resoplando me dijo que miraba en su bandeja. Que no lo encontraba.  Que comprobaría a ver si le había entrado como spam y, si no, que hablaría con los de sistemas.

-Como te digo, han pasado cuatro días y todavía estamos así. Pero, claro, no le he dicho nada no vaya a pensar que le cuestiono su jerarquía. Nada más lejos. Aunque no lo tengo tan claro respecto a su educación.

– ¿Dices que esto no tiene nada que ver con la educación? Bueno, a lo mejor me he pasado un poco.

-Vaaale, bastante. He de entender que su día a día es muy ocupado.

– ¡Ah! ¿que no me frustre y que aplique el pensamiento positivo?

-Si ya lo hago. Pero, aun así, en este momento tengo un email sin responder, un asunto sin resolver y dos grandes dudas.

– ¿Qué dudas? Ahí van: La primera es que no sé si no lo responde por ocupación o por descortesía. La segunda es que, si es por esta última, ¿tiene cura su descortesía o es cuestión de resignarse a su gilipollez? Tú, ¿qué opinas?

 

 

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