El jefe, los estilosos y la cena de Navidad

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

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Para algunos todo tiene que ser ideal, perfecto y mentira. Y, si no, ni es auténtico ni es nada.

Apenas son las diez de la mañana y entra Nacho en el despacho. A primera vista podría parecerte que es sólo una sonrisa impostada y una chaqueta de postureo. Impresión mía, supongo.

-¿Qué? ¿Qué tal se presenta el puente próximo? Yo me voy a esquiar a los Alpes -añade con voz nasal a modo de buenos días y sin que nadie se lo haya preguntado.

-¿Ya hay nieve allí? ¿No es todavía demasiado pronto? -pregunta Valeria, homóloga en sonrisas y postureo del esquiador.

-¡Qué va! Aquello ya está sssuperguapo. Te lo juro. Me lo ha dicho un amigo que está allí.

-Fenomenal, Nacho, te lo pasarás fantástico. Qué ideal que te puedas coger este puente.

-Sí, es que en pocos días no te puedes ir muy lejos. Lo de ir a Bariloche lo dejo para Fin de año. No soporto pasarlo aquí -añade Nachete.

Escucho esto y me doy cuenta de que soy un tristón y me falta entusiasmo. Sí me gustan las vacaciones, no me malinterpretes. Simplemente pienso que mi nivel de vulgaridad me impide disfrutar de las largas esperas en los aeropuertos y la estrechez de los asientos del avión. Todo ello estupendo, fenomenal y fantástico. Pero, como digo, fallo mío.

-Tenemos que ir pensando en la cena de Navidad. Es que si no lo decidimos pronto la fecha que se elija puede irme supermal -añade Valeria.

Siento cierta envidia porque mi agenda no tiene posibilidades de que le vaya supermal. Pero, claro, no es gran cosa, algún que otro compromiso social y poco más. Nada superlativo.

-Yo conozco un sitio fabuloso para la cena. Sirven un ceviche de vieira con aguacate y cebolla roja que es genial -apunta Nacho.

-Por si no hay sitio ahí, yo sé de otro que sirven un sashimi ideal -responde Valeria.

Para mí la cena de Navidades es un acto sencillo: unos primeros a compartir y un segundo a elegir. La mayor sorpresa es que el jefe pague la cena y, además, se marque un brindis con un buen cava que, todo sea dicho, no hace falta que sea de una “cava pequeña que no comercializa más que para amigos y conocidos”. Lo confieso, si es bueno, no pregunto por su origen. Vulgar que es uno, imagino.

-A mí me gustó mucho la cena del otro año en “Casa Ramón” -digo-, con nuestros entrantes de embutidos y un buen chuletón. Lo del chupito de hierbas al final es todo un detalle.

-¡Qué horror! -responden ambos, a la vez que me miran como a un bicho raro.

Y yo que pensaba que ahora lo más fashion eran los productos “kilómetro cero”. No entiendo nada, pero estoy dispuesto a disfrutar de la cena sea esta de ceviche o de chuletón.

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1 comentario sobre «El jefe, los estilosos y la cena de Navidad»

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