Cómo sobrevivir a un displicente en el equipo

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

displiJustificamos nuestra conducta, por extraña que sea. John Verdon

Cuando lovi entrar en la cafetería enseguida le reconocí. Aunque hacía tiempo que no loveía supe que era él. Inconfundible con sus andares desganados y su impostura.

-¡La que nos caído! Espero que no lo asignen a nuestro equipo -dije mientras tomaba un sorbo de café.

-¿Le conoces? -me preguntó mi compañero de café.

-Y tanto. Compartimos despacho hace un tiempo.

-¿Y qué tal?

Iba a decirle que estar un día junto a él era toda una experiencia. Su desaliento, sus dudas y su desidia era algo que te acababa afectando. Pero preferí no ser tan concluyente y sí más descriptivo.

-Displi, que no se llama así, pero se lo llamamos por su desgana y apatía, es de los que se sientan en su mesa, aunque más parece que se tumba. De forma apática repasa los informes y, de tanto en tanto, garabatea indolentemente algo en una hoja que tiene a su lado.

-Visto de esa manera, no es muy estimulante el panorama -comenta mi compañero.

-Pero lo más chocante es observar cómo se embota a la hora de discriminar.

-¿Y eso?

-No, no es que sea tonto, no me malinterpretes, percibir las cosas sí las percibe. Es consciente de ellas, simplemente las ve todas grises y planas.

Para Displi nada merece una atención preferencial. Salvo alguna atención que presta a atusarse su flequillo, todo lo coloca en un mismo plano de insustancialidad.

-Entonces, ¿Por qué crees que actúa así? -me pregunta.

-Dice que es por melancolía, aunque yo me malicio que es por apatía en flujo anodino de tiempo donde todas las cosas flotan.

-Pues vamos listos si nos lo colocan en el equipo.

-Ya ves. Para él tomar una decisión es todo un reto. Vacila al elegir el camino que, por defecto, siempre le lleva a ninguna parte.  Aunque estoy convencido que no quiere llegar a parte alguna.

Cuando acabamos el desayuno nos dirigimos al despacho. Al entrar, el jefe me llama diciéndome: “como tú ya conoces a Displi he pensado que podía trabajar en vuestro equipo ¿qué te parece?”. Sé que más que una pregunta es una orden y respondo:

-Bien, bueno, ya sabe que Displi es muy suyo.

-Pero tú puedes con todo -dice a la vez que me da una palmada en la espalda.

-Sí, sí. Claro -respondo mientras me encojo de hombros resignado.

Me gustaría pensar que lo de Displi es desapego a lo que hacemos en la empresa. Tal vez en otra sería un gran profesional. Pero me barrunto que su insustancialidad cubre su inconsistencia. No lo sé. Necesito que me ayuden a abordar esta situación ¿Tienes a algún compañero así? ¿Tienen remedio? Cualquier observación será bienvenida.

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