El desempeño, la clave de tu éxito

Por: Alejandro Martin – Socio Director de TDSystem

No tenemos tiempo para hacer bien las cosas a la primera, pero si para rectificarlas. Anónimo

Últimamente, y según están las cosas, se nos viene achacando de que trabajamos poco y que eso no ayuda mucho a la situación actual. El comentario, como es de suponer, nos pone a la defensiva y seguidamente empezamos a contar el número de horas que hay desde que cada día salimos de casa hasta que volvemos a ella. Los números “cantan” decimos, trabajamos más horas que los alemanes. Hasta ahí probablemente tengamos razón, pero también es cierto que debemos reflexionar sobre algunos temas antes de “dárnoslas de campeones en el trabajo”.

Me vienen a la mente varios términos que en algunas ocasiones utilizamos como sinónimos o comodines. Me refiero a términos tales como horas de trabajo, cantidad de actividad, nivel de desempeño y resultados conseguidos. ¿Son lo mismo? ¿O simplemente existen diferencias de matiz entre ellos? Intentemos, a partir de nuestra experiencia establecer sus diferencias y similitudes.

Empecemos por lo más básico, es decir, por las horas de trabajo, (no confundir con las horas que permanecemos fuera de casa). Sabemos que no son lo mismo aunque a veces expresemos las segundas para denominar a las primeras. ¿Qué implica hacer muchas horas de trabajo al día o a la semana? En principio, simplemente eso, que estamos un periodo de tiempo más o menos largo en el puesto de trabajo. A estos efectos ¿se considera también puesto de trabajo la máquina de café? y ¿la puerta de la oficina adornada por un esplendido cenicero?. Pero ¿estar mucho tiempo es sinónimo de realizar mucha actividad? No, aunque si es una gran oportunidad para realizarla.

Sigamos con la actividad que realizamos, ¿obedecen a un plan bien organizado? ¿Hay identificados unos estándares de ejecución adecuados? ¿Nos conducen de la manera más eficiente a nuestros objetivos? Realizar mucha actividad por sí misma no garantiza un buen rendimiento, aunque tal vez sí garantice un consumo excesivo de recursos.

Continuemos,  ¿Primamos la cantidad de acción y no tanto su calidad? ¿Disponemos de las competencias necesarias para que lo que hacemos implique un desempeño adecuado? Probablemente sean preguntas que nos conduzcan a las respuestas de por qué en demasiadas ocasiones no somos capaces de hacer bien las cosas a la primera, pero sí que tengamos tiempo para rectificarlas una, dos o tres veces hasta que salen bien.

Finalmente, un buen desempeño es una garantía necesaria para obtener unos excelentes resultados. Probablemente sí, pero ¿es la única?. Podríamos responder con un sí rotundo, pero es importante que vigilemos el contexto en el que se han de conseguir estos resultados. Hay aspectos del entorno, sobre todo aquellos que superan nuestro ámbito de responsabilidad, que bien poco podemos hacer por modificarlos; pero sí que en cambio podemos incidir en el entorno próximo. Por ejemplo, ¿Nos hemos preguntado alguna vez por la eficiencia del tiempo que utilizamos en el trabajo a la hora de socializarnos? ¿Es suficiente o es demasiado? ¿Usamos o abusamos de las tecnologías? ¿Planificamos con visión de futuro o llenamos nuestra agenda de actividades variadas?

Podríamos concluir que las horas que pasamos fuera de casa son muchas, del mismo modo podríamos estar de acuerdo en que las horas de trabajo diarias son interminables y tal vez también respecto a la actividad realizada. Pero ¿Obtendríamos este acuerdo respecto al desempeño y los resultados que obtenemos?

Print Friendly, PDF & Email

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.


*