El ja, ja, ja y el show de la “risa floja”

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

“La risa es una cosa seria con la que no hay que bromear”. Devos, R.

Ja, ja, ja y algún que otro je, je, je, se oye.

Son las 8 de la mañana, acabo de cruzar el umbral de la puerta y esos sonidos, a esta hora, me sorprenden. Vienen del grupo que está junto a la máquina del café.

Ji, ji, ji y jo, jo, jo, continúa el festival.

No es que sea malo estar exultante a estas horas. Pero, vamos, habitual no es; aunque algunos ya llegan con la risa floja puesta.

Intrigado me acerco al grupo a ver qué pasa y pregunto:

– ¿Se celebra algo?

– Estamos en un micro workshop de risoterapia -responde el jefe, que capitanea tal concierto de risas enlatadas.

– Y eso, ¿funciona?

–  Es de lo mejor como técnica motivacional. Creo que en Google y Apple lo han experimentado con gran éxito. Yo acabo de hacer un taller de yoga de la risa y me ha ido genial. Me siento mejor física y mentalmente, ¡nada que ver! -me dice mientras me anima a participar.

Je, je y algún que otro ji, ji, añado a este desconcierto de risas impostadas. Reconozco que es bueno reírse y que la gente se ría. No obstante, le pregunto:

  • ¿Es igual el efecto si la risa es forzada que si es espontánea?
  • Igual, igual. A mí, ¡hasta me ha mejorado la libido! -dice mientras levanta los brazos animándonos continuar.

Veo que ha decidido convertir nuestros minutos placenteros del “café sin jefe” en un “club de la risa con jefe”. Temeroso por esa posibilidad, acierto a preguntar:

– ¿Lo haremos solo una vez al mes?

– No, no. Esto hay que repetirlo cada día. Cinco minutitos y como nuevos – afirma con rotundidad.

Es loable que quiera hacernos más alegres y productivos con estos momentos de “risa floja improvisada”. Aunque creo que no lo está logrando. No obstante, sí te puedo asegurar, por cómo se desternillan, que está triunfando entre las recepcionistas que, por el alboroto, se han aproximado a observarnos.

-Bueno, chicos. Mañana más. Aquí os espero a la misma hora -dice el jefe concluyendo la sesión.

Todos nos vamos hacia nuestro trabajo. Y yo me pregunto, ¿en qué ha mejorado el “club de la risa floja con jefe” los resultados que obteníamos de “nuestro café sin jefe”? Aún no puedo contestar, es el primer día. Pero, lo que sí puedo asegurar es que las recepcionistas se lo han pasado bomba observándonos. Si esto sigue así, después de un mes, su alegría y libido estarán por las nubes. Su productividad, no lo tengo tan claro.

Como ves, soy un poco escéptico sobre sus efectos positivos. Porque, ¿se producen en el que la practica?, ¿o tal vez más en el que observa practicarla?

 

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