¿Management 3.0 o management 1.0 camuflado?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

“Los líderes no crean seguidores, crean más líderes” Tom Peters

Antes de internet, el management que imperaba era el 1.0. Vamos, el de “esto se hace así por galones”. Bueno, no siempre, pero sí con mucha frecuencia.

Esto cambió con la aparición de internet y las redes sociales que facilitaron la dispersión de la información y de los equipos y espacios de trabajo. Desde hace unos años, el management que impera es el 2.0, busca la participación y el consenso entre todos, o al menos eso dice. De ahí la lluvia de email que envías o recibes “porque una serie de personas han de estar informadas de lo que haces, ayudarte o ayudar en alguna cosa o consensuar lo que se ha de conseguir”. Respuestas a los que envías, no recibirás muchas; ayuda, como comprobarás, te ofrecerán bastante poca y consenso, el justito. La gente está muy ocupada en sus parcelas de poder, perdón, de responsabilidad.

Y esto no para. El management 3.0. ya está aquí y difumina todavía más lo anterior: jerarquías y estructuras más deslocalizadas y diluidas con el ánimo de hacer frente a una mayor dispersión y complejidad del día a día. En esta versión cualquier persona es un poquito manager ¡Qué ilusión! Es decir, que es responsable de los resultados que se le asignan. Si estos se consiguen, del premio derivado de ello no se tienen muchas noticias. De las sanciones por no lograrlos, creo que sí son más claras y rápidas. Pero esto es solo una opinión.

No obstante, cuando eso ya lo tengamos por la mano, aparecerá rápidamente al management 4.0. El momento de la robotización masiva de todos los procesos está casi al doblar la esquina. Respecto a la robotización del management, somos unos adelantados, creo que hay managers que ya lo tienen bastante perfeccionado si nos atenemos a la rigidez y despersonalización con la que lo ejercen. En ese momento, la información sobre la gestión, planificación y control de lo que creemos que pasará y de lo que realmente suceda, nos vendrá por el móvil a través de la app “management 4.0”. Tranquilo, todo estará controlado. Por quien, no está tan claro.

Pero, mientras las empresas avanzan a versiones cada vez más evolucionadas del management, en el día a día organizativo bien podemos comprobar la pervivencia de ese management 1.0. que tanto denostamos. Y todo esto por muy modernas y tecnificadas que estén algunas organizaciones.  ¿Quieres comprobarlo?

Te invito a que compruebes en qué medida sucede en tu organización lo siguiente:

  1. Para algunos de sus managers, el management no es otra cosa que una habilidad especulativa para hacerse con el poder y colmar sus ambiciones. Mientras dicen que apuestan por una versión moderna del management, ejecutan esa versión rancia, pero efectiva, que les sirve mejor para la obtención del poder a toda costa.
  2. Otro detalle es que se centran más en la estética que en la lógica al contradecirse con los puntos de vista que hasta ayer mantenían. Dicen que apuestan por un sistema, pero siguen otro; apoyan a la calidad, pero exige la rapidez; proclaman que lo más importante son las personas, pero acaban firmando despidos sin justificar. Además, les agrada decir que el ordeno y mando tiene los días contados, que los abusos acaban con el buen clima y que hay que cumplir con la palabra. También afirman que establecerán una política de empresa justa y participativa. Pero imponen procedimientos complejos y controles rígidos para perdurar el máximo tiempo en el puesto. Si su jugada es descubierta, se exculpan diciendo que las circunstancias les han obligado a ello. Evolución, lo llaman.
  3. Aparentemente pueden contradecirse. Pero, si profundizas, detrás de todo lo que hacen y dicen está su interés personal. A eso sí que son fieles. Sus desviaciones siempre les conducen al mismo lugar: obtener el poder y mantenerse en él. Y todo ello, aprovechándose de que la memoria humana es débil y selectiva. Además, siempre cuentan con estómagos agradecidos que le permitirán y aplaudirán sus incongruencias.
  4. Los grandes resultados, sus grandes resultados, son la finalidad de este tipo de manager. Para ello suprimen el tiempo, “esto es para ya” y desdibujan las distancias, “todos somos responsables”. Evidentemente, mientras ello satisfaga sus propios intereses.
  5. Estos managers no tienen protocolos esenciales, van de una orden a otra. Cambian rápidamente si ello les da más garantías para lograr sus objetivos. La única esencia es su interés personal, su ambición particular. En definitiva: el poder y la perdurabilidad en él.

Si has identificado que una parte importante de los managers de tu organización actúan como se ha señalado en los cinco puntos anteriores, he de decirte que en vuestra organización no disponéis de la mejor versión de un buen management. Independientemente de cómo lo llamen.

Simplemente recordarte que el management es esa especie de arte que exige poner en práctica determinadas habilidades de liderazgo de personas, gestión y optimización de recursos y coordinación de actividades. Pero, sobre todo, exige el respeto, consideración y participación de todas las personas con las que se ejerce.

Lo de versión 1.0, 2.0, 3.0 o más puede quedar muy “de estar a la última”. Pero, recuerda: la tecnología y la estética camuflan muchas formas viejas de hacer, y no necesariamente buenas. Se denominen como sea, ¡huye de aquellas formas que no sean eficientes, participativas y respetuosas!

 

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