¿Tramoyista o (políticamente) correcto?

Por: Alejandro Martín – Socio-Director de TDSystem

tramoyista“Lo importante es participar”. Te dicen cuando el premio se lo dan a otro.

Perfecta, o la Perfe como la conocemos, siempre ha sido una persona educada. Saludaba diciendo: “hola a todos y todas”. Sin duda, una perfecta señorita ¿o lo correcto sería decir señora?

-Tan polite como siempre -le comento a mi compañera.

-Y tanto. Ahora es la responsable de igualdad y género en la organización.

Yo, lo confieso, en estos temas me pierdo un poco. Intento estar al día, hacer lo adecuado. Aunque creo que, como diría algún modernillo, me faltan recursos intelectuales para ello.

– ¡Ya hacía falta! -responde mi compañera-. Es que aquí aún somos muy clásicos.

Por su tono yo creo que le hubiera gustado decir anticuados, casposos y un tanto machistas. Pero claro, ella es una señorita ¿o tal vez señora?

-Me lo imagino -respondo-, aunque en ciertas expresiones no hay mala intención, sino mucha tradición. Por ejemplo: en el departamento hay un joven dominicano que algunos confunden con cubano, pero los más versados en acentos aseguran que es claramente dominicano. Al principio le llamábamos “el cubano” y él nos corregía diciendo que era dominicano. Esa confusión inicial y su nombre nada fácil de pronunciar, poco a poco nos llevó a llamarle “el morenito”.

-Aquí yo creo que os pasáis un poco -me dice-. Deberíais llamarle por su nombre.

-Lo sé. Nos dejamos llevar por lo facilón. Pero hay situaciones más complicadas.

– ¿Qué quieres decir? -me pregunta.

-Por ejemplo, cuando el jefe se pone amigable y cercano me comenta que en su casa tienen a una “colaboradora doméstica” todo el día que les ayuda en las tareas del hogar. Yo le pregunté si era lo mismo que tener una criada. Él, molesto, me respondió que no. Que eso ya no se llevaba.

– Ves -me recrimina mi compañera-, ese vocabulario es el que te pierde. Ahora ya no se tienen criadas, sino colaboradoras del hogar.

-Creo que cambiar el nombre y sustituir la cofia por unos leggins vistosos no altera la esencia de la situación -respondo un poco molesto.

-Disculpa -me dice-. Se trata de ir erradicando las expresiones discriminatorias y excluyentes que nos ha legado la tradición.

Querría haberle comentado que también tenemos otro compañero amigo de los donuts, ensaimadas y chuches similares que le proporcionan un cuerpo generoso. Pero ya nos han dicho que deberemos referirnos a él como una persona que “tiene problemas con la alimentación”. Del “alcohólico recuperado” y del “poco agraciado” ni hablamos.

Sé que Perfe es la persona idónea para esta misión. Su educación y tacto lograrán modificar nuestro vetusto y excluyente lenguaje. De eso no tengo duda. No obstante, ¿será suficiente el cambio de nuestro lenguaje para cambiará nuestra actitud o se quedará en un simple gesto estético y vacío? El tiempo lo dirá, supongo.

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