¿Ya te han armonizado?

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

Si tu jefe se acerca a ti y te dice que te va a armonizar. Tú, ¿qué pensarías?

Todo empezó un día, aunque ahora no recuerdo cual. Pero, de la noche a la mañana se instaló con nosotros la armonización y eso, te lo aseguro, fue el comienzo de que acabáramos todos armonizados.

Primero fue algo bastante sencillo, teníamos en nuestro departamento una cafetera que utilizábamos libremente a cargo de la empresa. Ningún dispendio, un café por la mañana y otro por la tarde. Otros departamentos, según el jefe, no gozaban de tal prebenda y la dirección se vio obligada a armonizar esta situación. Es decir, nos quedamos sin café y sin cafetera.

Poco después, el departamento de RR.HH., haciendo uso de la necesitad, y de una buena dosis de creatividad, se propuso armonizar las expresiones que utilizábamos para comunicarnos entre nosotros. A partir de ese momento, expresiones como la chica de recepción o el mozo de almacén pasaron a codearse con el insulto. La cosa no acabó ahí, ahora, ese comienzo del “todos y todas” y “compañeros y compañeras” parece que no es suficiente para reflejar la realidad actual. En consecuencia, nos han propuesto, aunque todavía no es de obligatorio, utilizar la «@» o la letra «x» a modo de “tod@s” o “todxs” para referirnos a la nueva realidad. Pero claro, en escrito, aunque queda extraño, todavía se sostiene. No obstante, hablado da lugar a pronunciaciones incómodas. Para ello, han decidido añadir a las dos grafías anteriores la “e”. Eso es un alivio cuando se pronuncia, aunque, pueden darse situaciones como la de esta mañana cuando nos hemos reunimos todes les compañeres a celebrar el cumpleañes de aquelles que tienen niñes.  Nada fácil, te lo aseguro.

Pero el cambio no acaba ahí. Nos han comunicado que “a partir de próximo mes cobraremos menos porque no vendemos lo suficiente”. Hasta ahora, cuando eso sucedía, tú, te cabreabas, te acordabas de la familia del jefe y, al día siguiente, a trabajar resignadamente. Ahora no. No te puedes cabrear, ni acordarte de nadie porque no te bajan el sueldo, sino que te lo armonizan.

Debo decirte que algunos no se han resignado y sí se han acordado de la parentela del jefe. Y este, que también está en proceso de armonización, en vez de echar mano del clásico “a la puta calle”, ya obsoleto, vetusto e insultante, ha dado a los rebeldes, si no están a gusto, la posibilidad de desarrollar su proyecto profesional en otra organización. Y, como te puedes imaginar, además de sin trabajo, les ha dejado sin posibilidad de cabrearse.

Esto de la armonización seguro que tiene sus ventajas. No lo dudo. Pero, ¿no queda todo un poco diluido y confuso?, ¿soluciona situaciones o las encubre con eufemismos?

Además, qué hará ahora un jefe sin poder echar mano de decisiones testosterónicas. Y un empleado sin ese acto catártico de acordarse de toda la parentela del jefe. No sé, un poco cansino todo, ¿no?

 

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