La nueva normalidad: entre augures y crédulos

Por: Alejandro Martín. Socio Director de TDSystem

 “Dos augures no pueden mirarse sin echarse a reír”. Catón el Viejo.

Estos días, la máquina del café se parece bastante a algunas terrazas: amontonamiento y mascarillas cubriendo, o no, parte de la cara. Pero, lo más interesante ahora no es la temática de la que se habla, sino la postura que cada uno mantenemos respecto a ella.

Hay posturas catastrofistas, agoreras y happy flower del tipo: “¡se puede!”, “¡tú puedes!”, “¡todo saldrá bien!”. Como te puedes imaginar, más que escucharlas, simplemente las oímos. Pero hay un par de cafeteros que, con un tono de augures, lideran el debate:

-A partir de ahora, todo será diferente, aunque muchas cosas seguirán siendo igual -dice uno.

-Esta situación nos ha debilitado, pero hemos salido más fuertes – responde el otro.

-Sí, estoy de acuerdo contigo. Pero ahora todo dependerá de nosotros, aunque hay cosas que no estarán en nuestras manos – vuelve a intervenir el primero.

-Es evidente que estamos en una encrucijada y a veces nos asaltarán las dudas sobre qué camino tomar; pero tomaremos el correcto, seguro -responde el segundo.

-Y tanto, tenemos un gran potencial que no hemos aprovechado y ahora debemos hacerlo – replica el primero.

-Así es, apostaremos por el cambio y la variedad; pero, a la vez, deberemos mantener aquello que está en nuestro core business – sentencia el segundo.

¡Eso, eso! Corean varios asistentes mientras se alejan reconfortados hacia su mesa de trabajo. Yo también me iba a sumar al ¡eso, eso!, pero había algo que me lo impedía, porque tenía varias dudas sobre:

-En el futuro inmediato, ¿será todo igual o será diferente? Por que sí es diferente, el augur acierta; pero si es igual, también lo hace.

-Nuestra fortaleza, ¿salimos más débiles o más fuertes de ella? Porque, salgamos como salgamos, el augur también atina.

-Las cosas, ¿todas dependerán de nosotros o hay cosas que no? Como puedes ver, dependan de quién dependan, también aquí da en la diana.

-Las dudas, ¿hay alguien a quien no le hayan asaltado en algún momento? Por tanto, aquí también el vaticinio del augur se cumple.

-El potencial, ¿a quién no le agrada que le digan que tiene un gran potencial inexplotado? Aquí, más que augurio es un halago básico. Lo de que exista el potencial y esté inexplotado es otra cosa bien diferente.

-El cambio, ¿hemos de cambiar o mantenernos? Si cambiamos, acierta. Si nos mantenemos también.

Me termino mi café y me voy hacia mi mesa preguntándome si estos augures improvisados son videntes o simplemente usan sentencias, que incluyen lo propio y lo contrario, aderezándolas con un poco de halago y, ¡voilà!, ahí va la solución

No sé la respuesta. Pero, ¿cuántos augures hay en tu entorno estos días?

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